Escritos

Norte de Castilla (Salamanca). Entrevista: ‘Los libros que nacen de las entrañas se hacen un hueco en el panorama literario’ (5/11/18)

En esta entrevista con el periodista Ricardo Rábade para el periódico El Norte de Castilla (5 de noviembre de 2018, página 6 en la versión en papel), hablamos de algunos temas centrales en mi libro Hijas de un sueño: mi inquietud por la literatura, conexiones autobiográficas, la imagen de Andalucía, libros de cabecera, mi bagaje como profesor universitario, nuevos proyectos, las salidas de las nuevas figuras literarias en el panorama nacional o mi opinión sobre los premios literarios.

«Los libros que nacen de las entrañas se hacen un hueco en el panorama literario»

Gerardo Rodríguez Salas imparte clases como profesor titular de Literatura Inglesa en la Universidad de Granada y días atrás se desplazó hasta la capital del Tormes para impartir una conferencia en la Facultad de Filología, concretamente en Anayita, y presentar en la librería Letras Corsarias su libro de ficción ‘Hijas de un sueño’, que constituye una colección de doce relatos con la que inicia su trayectoria como escritor. La presentación del autor corrió a cargo de la catedrática de Filología Inglesa de la USAL, Viorica Patea Birk.

-¿De dónde nace su inquietud por la literatura?

–Desde que tengo uso de razón, siempre me ha gustado contar historias. De pequeño hacía dibujos, los coloreaba, los recortaba y jugaba con ellos. De adolescente hacía cómics inventando relatos donde los protagonistas eran mis amigos del colegio. A eso he de sumar que en mi adolescencia devoré las grandes novelas de aventuras de Dickens, Twain, Verne, etc. en la fantástica colección Orbis de mi hermano mayor, una lectura que me abrió de par en par la puerta de la literatura.

–¿Cómo surgió ‘Hijas de un sueño’?…Creo que tiene un duro trasfondo familiar, como es la muerte de su abuela. ¿Es así?

–Sí, totalmente. Mi abuela vivió con nosotros en casa durante muchos años, los últimos ya postrada en una cama. Su muerte me sorprendió en un congreso en Inglaterra y no pude volver para su entierro, por lo que mi duelo fue desde la distancia. Ya allí se fue fraguando el relato central del volumen, el que da título a la colección, y probablemente el más autobiográfico. El relato de mi familia se tinta de ficción y se convierte en la historia de cualquier familia de pueblo, entrelazada con capítulos de nuestra memoria histórica y con situaciones cotidianas cargadas de crudeza y de lirismo. El libro es un tributo a mi abuela y a todas las generaciones de mujeres de pueblo que nos han hecho más sabios y más felices.

–¿Qué representa Andalucía en su producción literaria?

–Andalucía se ha convertido en un fuerte estereotipo de identidad nacional marcado por un carácter etno-esencialista. En este sentido, la historia de Andalucía, tal y como afirman críticas como Cristina Galán, se ‘des-historiza’ y se convierte en un mito, muchas veces denostado. Mi intención con este libro es mostrar la riqueza léxica, fonética y sintáctica de las hablas andaluzas, así como las narraciones orales que construyen el imaginario de los pueblos andaluces. El resultado son personajes, en su mayoría mujeres rurales, que reivindican una historia alternativa de afectividad y memoria oral que nos ofrecerá una imagen de Andalucía más allá del estereotipo y la parodia.

Junto a Viorica Patea y Miriam Borham en Letras Corsarias

–¿Podía enumerarme tres libros de cabecera o tres autores de cabecera?

–La escritora neozelandesa Katherine Mansfield, contemporánea y amiga de Virginia Woolf, maestra del relato corto modernista; Federico García Lorca, que abrió las puertas de las casas de las mujeres rurales de la Vega granadina para que gritaran fuerte y pasaran a formar parte de la gran Literatura; Ángeles Mora, Premio Nacional de Poesía y autora del prólogo de mi libro, que representa para mí la poesía sin artificio y la máxima expresión del lirismo.

–¿Tiene algo que ver su docencia como profesor de Literatura Inglesa en la Universidad de Granada con su impronta expresiva y literaria?

–Sin duda. Para mí es imposible separar mi vocación profesional de mi expresión artística. En ese sentido, mi lectura de los clásicos en lengua inglesa y de voces marginales (y no tanto) de los países en lengua inglesa ha tenido un impacto directo en mi escritura. En ‘Hijas de un sueño’ hay guiños a figuras de la talla de Virginia Woolf, Lewis Carroll, James Joyce o Katherine Mansfield y mi experimentación con las hablas rurales andaluzas me llega de un experimento similar de la escritora afro-americana Zora Neale Hurston y su reflejo fidedigno del habla sureña norteamericana.

–¿Está escribiendo o preparando ya un nuevo libro?

–Tengo varios proyectos en mente. Uno de los más inmediatos es la adaptación teatral de ‘Hijas de un sueño’. La gente me decía que los diálogos de mi libro son muy teatrales y, ciertamente, tras una ardua labor de adaptación, el resultado es una pieza teatral que espero funcione bien en los escenarios. Por otro lado, estoy escribiendo actualmente mi primera colección de poemas, donde exploro una gran pérdida familiar.

En Librería Letras Corsarias

–¿Qué salidas viables tienen hoy las nuevas promesas literarias en España en una sociedad que cada vez lee menos literatura?

–El panorama literario actual para las nuevas promesas literarias es, sin duda, complicado. Como bien dice, la sociedad cada vez lee menos y tal vez por eso hay que activar la creatividad a la hora de llamar la atención sobre nuestra escritura. Tal vez las redes sociales pueden ser una herramienta para dar a conocer las obras. Yo creo que los libros que nacen de las entrañas y que muestran una voz propia, a la larga, se hacen un hueco en el panorama literario, aunque el camino no sea fácil.

–¿Qué opina del particular universo que son los premios literarios y todo lo que les rodea?

–Habrá de todo, como en botica, pero hay grandes premios literarios donde prima la profesionalidad y el resultado es que nos descubren figuras literarias que, gracias a este formato, se estabilizan en el panorama cultural y nos permiten ir construyendo un canon literario. Es una puerta, como otra cualquiera, para alcanzar el reconocimiento, aunque no la única.

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