
El 17 de febrero de 2018 tuve el honor de ver uno de mis sueños hecho realidad: que mi obra sonara junto a la de Federico García Lorca en un lugar emblemático, el granero de la Casa Natal de Federico García Lorca en Fuente Vaqueros. Nada más cruzar las puertas de la casa sentí la conexión con el Poeta y no dejé de estremecerme durante toda la noche.
Comencé dando las gracias a José Entrena Ávila (Presidente de la Diputación de Granada y del Patronato Cultural Federico García Lorca) y a Fátima Gómez Abad (Diputada de Cultura, Memoria Histórica y Democracia) por darme la oportunidad de soñar por los ojos de Federico, y a Inma, Pepe, Pedro y el equipo humano y técnico de la Casa Museo por encender Candiles junto al mundo de Lorca.
Mi hermano, José Antonio Rodríguez Salas, presentó el acto. No podía presentarme otra persona, sino la que me hizo entrar en el universo lorquiano cuando yo era adolescente y él trabajaba en el Patronato García Lorca.
Juntos recordamos a Juan de Loxa y le dedicamos el acto con un aplauso que resonó en el granero. Las palabras de mi hermano fueron muy emotivas y unió a Lorca con Candiles y con anécdotas de Juan y del Patronato. Él fue la lanzadera que tejió la tela de recuerdos lorquianos.
Llegó mi turno. Una cosa es hacerle guiños al gran maestro Federico en algunos de mis relatos y otra es que mi obra sonara anoche junto a la suya, dos corazones latiendo al mismo tiempo, con el mismo compás. Como diría Federico, anoche me nació un ‘Corazón nuevo’:
Mi corazón, como una sierpe,
se ha desprendido de su piel,
y aquí la miro entre mis dedos
llena de heridas y de miel.
El sueño de anoche fue agridulce: la herida de Federico no se cerrará jamás, pero ayer, más que nunca, su herida me supo a miel. Ayer nuestro corazón reposó junto a la fuente fría y latió con el de Federico.
Anoche fui espectador, no autor. Amador Aranda salió a escena dirigiendo a tres grandes actrices: Carmen Santiago, Mari Paqui Ruiz y Celia Guerrero, que le dieron voz a los tres personajes más importantes de mi libro, la tres hermanas del relato ‘Hijas de un sueño’: Reme, Matilde y Sor Vicenta. La magia quiso que ayer las tres mujeres reales que fueron la inspiración de mis personajes estuvieran allí, presenciando el acto, emocionadas.
Seguidamente, dos de las actrices interpretaron un fragmento de ‘La casa de Bernarda Alba’: Mari Paqui Ruiz como Bernarda y Carmen Santiago como La Poncia. Mis mujeres compartieron la luna con las de Federico y Bernarda volvió a clavarnos su mirada.
El maestro Abelardo Oquendo interpretó interludios musicales con su bajo, rescatando piezas de jazz de los años 30 que abrieron el escenario del segundo acto: la lectura de fragmentos de mi relato ‘No duerme nadie’ y poemas de Poeta en Nueva York de la voz de Javier Tárraga, que nos puso los pelos de punta y volvió a abrir la herida de Lorca y su asesinato.
Anoche volví a rendir tributo a las mujeres rurales granadinas. Qué mejor maestro que Lorca, que abrió las puertas y dejó que estas mujeres gritaran con todas sus fuerzas. La historia las ha secuestrado durante siglos, pero anoche Lorca y yo cantamos juntos al corazón deshilachado que teje la araña del olvido.
Para ver la grabación en Periscope, pincha aquí.